Los biciestacionamientos son imprescindibles para el uso de la bicicleta, sin esta infraestructura vial el ciclista ve restringido severamente su derecho a desplazarse seguro con este medio de transporte.
Conscientes del problema las organizaciones ciudadanas pro ciclistas y Bicicultura consiguieron un avance estratégico al impulsar el Manual de Diseño de Biciestacionamientos en el Espacio Público, publicado por el Minvu, en septiembre de 2013.
La relevancia del manual se entiende al recordar que por esos años no existían candados de calidad tan alta como la actual y que construir un estacionamiento para bicicletas en ese entonces no era una tarea sencilla.
“Nos dimos cuenta que comerciantes que querían poner estacionamientos no podían, porque en la municipalidad no respondían a su solicitud. Investigamos y supimos que no existía un procedimiento para autorizar estas obras en el bien nacional de uso público”, cuenta Amarilis Horta, directora del centro Bicicultura. “Ahí había un obstáculo que solucionar”, recuerda.
Bicicultura venía trabajando el tema por años con el Minvu. La labor constante y especializada del centro permitió contar con un primer decreto referido a biciestacionamientos desde el 2009, el que a pesar de ser genérico y estar referido sólo a edificios públicos fue el primer precedente de su tipo. Había que seguir avanzando.
El manual facilita
En 2012 Bicicultura puso nuevamente la falta de biciestacionamientos en el debate público, cuando elaboró junto con Sernac el primer estudio sobre esta necesidad ciclista aportando con datos reales al debate. Ese mismo año, varias asociaciones de ciclistas solicitaron al MINVU trabajar en una agenda de fomento al uso de la bicicleta, que por esos días crecía en Santiago en cantidad de viajes un 10% al año.
Tras la solicitud, la cartera asumió la tarea y en conjunto con las organizaciones elaboró este manual, que propone los lineamientos básicos para la correcta implementación de una red de estacionamiento de bicicletas como parte del mobiliario público del país.
“Este fue un avance inducido desde el quehacer de organizaciones como la nuestra”, recuerda Amarilis Horta, “nuestra idea fue siempre trabajar políticas públicas desde propuestas surgidas de un trabajo profesional y cercano a la experiencia del ciclista y terminó dando muy buenos frutos”.
“La guía establece especificaciones importantes como el modelo de la U invertida que debe permitir amarrar marco y rueda, así como la posibilidad de ser instalados en calzada y sobre la planta banda o vereda si hay espacio. También define especificidades técnicas, como el ancho de fierro y pernos”, explica Henry Herrera, jefe de proyectos de Bicicultura.
En la práctica el manual no es obligatorio, sin embargo, tiene un efecto similar. “Si un municipio quiere diseñar uno y no lo hace de acuerdo al manual debe justificarlo y esto es un proceso mas largo y costoso, en cambio, al presentar un proyecto municipal de acuerdo a manual el trámite es mas rápido y eficiente. En general, ahora todos los biciestacionamientos públicos son hechos de acuerdo a norma, asimismo, también se facilita la presentación de proyecto privados pues hay una norma con qué evaluarlos”, explica Henry Herrera.
“Además propusimos el principio de responsabilidad compartida”, añade Amarilis Horta, “es decir, el dueño que instala el biciestacionamiento debe hacerse cargo que el modulo que instala no ceda ante un robo y el ciclista que el amarre de su bicicleta sea seguro”.
Este último punto no quedo establecido en el manual pero Bicicultura lo planteó a la Asociación Chilena de Municipalidades. “Lo hemos trabajado con los municipios de Santiago, Providencia y Antofagasta como decreto municipal con muy buenos resultados”, señala la directora del centro.
Puedes acceder al manual completo desde aquí.
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