Susana Gómez, psicopedagoga, y Omar Bravo, músico y sonidista, se demoraron poco más de dos años y recorrieron el país entero en bicicleta: sobre 9.000 kilómetros en un viaje no lineal, yendo de cordillera a costa, ingresando a los pueblos y compartiendo con su gente, bajo los fuertes vientos y lluvias patagónicas y expuestos al extremo sol del Norte Grande.
La experiencia de este viaje se puede abordar desde varias miradas. Susana y Omar nos pueden dar un testimonio topográfico del país, decirnos cómo están los caminos y cuál es la mejor ruta para llegar a cualquier parte; ellos están en condiciones de elaborar un informe de las costumbres y hábitos que están vigentes y que caracterizan nuestra identidad cultural; pueden hacer un pequeño estudio de vientos, mareas, ciclos estelares, tipos de arena, bosques, pequeños y grandes animales, aves migratorias que se cruzaron a su paso. Porque lo cierto es que lo vieron y vivieron todo con la intensidad de su joven adultez, con la sensibilidad de artistas y rigor profesional que son y ejercen, pero sobre todo, de ellos podemos recibir la transmisión sencilla de dos humanos, iguales y a la vez distintos a todos, que se comunican con simpleza y calidez.
Aquí la primera entrega de su escritos, un texto extraído -con su expresa autorización- de la Fan Page https://www.facebook.com/alforjeandochile
Visviri (4.100 msnm)… ¡¡MISIÓN CUMPLIDA!!
“La noche la percibimos más larga, de lo normal… La ansiedad, bendita ansiedad, que nos hizo levantarnos al alba, Visviri estaba muy cerca, a 23km solamente, pero, pedaleamos desde muy temprano, sabíamos que el camino era muy fácil, en falso plano que se acababa en unos 12 km, luego, solo bajada… Cuando las bicis comenzaron el descenso, mi mente volvió al pasado, al inicio, cuándo bajamos de la barcaza en Puerto Williams y vimos ese camino de ripio, por mucho rato creí que no sería capaz, pero, lo intenté… lo intentamos y pronto sería la culminación de ese reto”.
Alrededor del camino, muchos Aymaras mirando sus cosechas saludando alegres, un nudo en la garganta comenzó a instalarse, a ser participé libremente, tanto que las lágrimas comenzaron asomarse. Omar paró súbitamente, me comenta que estaba muy emocionado, hasta las lágrimas… eramos dos con la misma sensación.
Una gran bajada nos muestra un pequeño poblado, cuyos cerros traseros tenía un camino muy marcado de ripio, tal vez era el camino al tripartito…, el corazón latía a mil por horas… tal vez más… una extraña emoción se instaló… una de esas alegrías incontrolables, esas que te abren los poros, que instala una sonrisa eterna en tu rostro, las misma que te hacen pensar que todo es posible si te lo propones… Fue fantástica la experiencia, no conocía esa sensación, pero aún no veíamos la meta.
El camino se abre y comienza un retroceso, bordeando un riachuelo y una especie de vega que estaba al costado de pueblo, Tras una curva un cartel verde enorme que decía:
Bienvenidos a Visviri, donde comienza Chile
Estacionamos las bicis a un costado del cartel, comenzamos a saltar, a gritar, a abrazarnos como locos y nos miramos y nos dijimos “Lo hicimos, lo hicimos”, era tanta la adrenalina que parecíamos desquiciados… bien locos… pero, era imposible retener esa emoción tan rica, tan fuerte… La gente que pasaba en sus vehículos tocaba sus bocinas y gritaba algo que no entendíamos, tal vez, la sensación se reflejaba y actuaba como espejo… que se yo… pero por unos momentos, nos sentimos los dueños del mundo, algo imposible… pero, así fue.
Creo que estuvimos cerca de una hora en el cartel, nos sacamos fotos, contemplamos el lugar, continuamos hacía el pueblo, que es muy lindo y pequeño, casi sin movimiento de personas. al estacionar en la plaza de Visviri, se nos acercaron lugareños, llenos de preguntas y nos dieron la gran noticia, que habíamos llegado justo para el aniversario de la comuna… Con broche de oro cerraríamos la travesía.
Las personas estaban con muchas actividades y talleres, por tanto, esperamos en la plaza para lograr buscar un lugar donde quedarnos, la señora Sebastiana nos recomendaron por el valor de sus habitaciones, pronto entramos al lugar y nos recibió una pequeña alpaca que cumplía la función de mascota.
Nos instalamos y comenzamos las preguntas de la zona, sí existía alguien que vendiese comida y hay un almacén que se estaba instalando, que había un restaurant y muchas actividades entretenidas en esos días. También averiguamos como bajar y nos hablaron de micros que dejaban en Arica, no estaba muy claro los días que pasaba, pero teníamos una buena estrella. Decidimos ese día, disfrutar, comer, ir a conversar con las gente y al otro día terminar la ruta al tripartito, que queda a 15km de Visviri.
Temprano, salimos de la hostal y comenzamos a pedalear hacia el tripartito, varios nos dijeron que el camino era bien malo, nos dieron un atajo, que subías de inmediato entre medio de unos cerros y luego sería “planito”, ese camino es bien recorrido los domingos, porque está la feria del tripartito. La ruta cruza varias quebradas y era un sendero típico del altiplano, con variaciones en su estado. Nadie pasó por esa ruta, el camino fue solo nuestro, así que lo disfrutamos al cien por ciento, era el último tramo.
El tripartito fue mágico, entender que solo unos pasos te separaban de Bolivia, Perú y Chile, que si estirabas bien tu cuerpo, podrías estar en tres países a la vez, jajaja. Y lo hicimos, jugamos con las fronteras, hicimos vídeos al estilo Simpson, fue muy entretenido, ya que en el hito no había nadie, las aduanas estaban lejos, era nuestro final y nos queríamos dar el lujo.
Nos costó tanto llegar, como les dijimos desde un comienzo, solo eramos personas que usaban las bicicletas como medio de transporte, que se les ocurrió un día viajar en ellas sin tiempo, viviendo la experiencia tal cual, con miedos y desafíos. Dejando toda una vida establecida en Santiago, carreras, trabajos, familias y amigos, con el único objetivo de conocer su país, desde el punto más al sur (Isla Navarino, Puerto Williams) al punto más norte (hito Tripartito, Visviri), de cordillera a costa. Fueron 9.000km recorridos, la gran mayoría arriba de la bicicleta, el resto en barcazas, algunos buses y aventones solidarios. Una travesía de un año y medio con pausas de 11 meses (por condiciones climáticas, por trabajos, por lesiones) en total, fue conocer la geografía humana que nos encantó y nos demostró que Chile es hermoso y digno de conocer en dos ruedas.
El 21 de Noviembre de 2018, terminamos nuestra travesía, ¡¡La mejor decisión que tomamos en la vida!!
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