¿Qué es la Bicicultura?
La bicicultura es una nueva expresión del Humanismo, de la cultura del amor y del respeto por el ser humano, la vida y la naturaleza, que surge cada vez con más fuerza y partidarios ante los desafíos civilizatorios que interpelan hoy a la humanidad, con una propuesta y una utopía posible: reorganizar las ciudades, redistribuirel principal espacio público urbano, el espacio vial, de forma más justa e integradora, ya no más en función de máquinas a petróleo u otras fuentes energéticas contaminantes y no renovables, sino en función del ser humano y su felicidad, buscando potenciar de todas las formas posibles la movilidad autónoma, libre, sana y sustentable, la movilidad a energía metabólica humana, para bienestar y felicidad de todos.
La bicicultura responde a un profundo cuestionamiento del sentido de la vida en urbes cada vez más deshumanizadas, representa una mirada integradora y lúcida, que logra ver y comprender la interrelación existente entre forma de movilidad, uso del espacio público, modelo de ciudad, libertad, democracia y convivencialidad.
La bicicultura como tendencia mundial es un movimiento de liberación, que busca liberar a la humanidad de su dependencia y esclavitud de los motores en la realización de gran parte de sus desplazamientos diarios, transformando los sistemas de movilidad urbana para que estos privilegien la tracción humana, la caminata y los medios autopropulsados a energía metabólica humana, como una forma de realización concreta de la tan buscada y necesaria equidad, inclusión y participación.
En América Latina aún persiste la imagen de la bicicleta como juguete de niños y transporte de pobres. Afortunadamente, en los últimos años hemos logrado entre todos impulsar un fuerte proceso de cambio perceptual, que en Chile ha tenido como catalizador a Festival Internacional de Bicicultura. En todo nuestro continente y en el mundo entero, sobre todo en los países más avanzados, se abre paso una nueva visión de la bicicleta. De bien menor, aquel que se usa mientras logramos hacernos de otro mejor, -el auto, rey y señor, símbolo de realización y poder- la bicicleta está pasando a ser vista y percibida como un bien individual y socialmente superior, como la solución perfecta no solo para resolver las necesidades de movilidad personal diaria, sino también como un instrumento para resolver la mayor parte de los grandes problemas a que se ve enfrentado día a día el habitante de cualquier gran ciudad poluida y congestionada del planeta.
La bicicultura o movimiento cultural pro-tracción humana surge en las ciudades modernas como respuesta a un modelo que identifica la satisfacción de una necesidad real, fundamental de todo habitante; su necesidad de desplazamiento, con una determinada manera de satisfacerla, que al propiciar y privilegiar el uso de motores y del automóvil privado, ha conducido a la motorización injustificada de la movilidad humana, produciendo dependencia y una nueva forma de esclavitud humana, junto a un modelo de desarrollo contaminante, insano, enajenante, injusto, ineficiente y dependiente.
Santiago de Chile se extiende en una cuenca de difícil aireación, rodeado de altas montañas. Producto del calentamiento global que sufre el planeta, cada invierno se ve enfrentado a
fenómenos agravantes como la inversión térmica que nos obliga a respirar aire altamente contaminado, que llena los hospitales y condena a muerte a los más débiles. A pesar de ello, la capital de Chile es una megápolis que continúa creciendo, concentrando la actividad económica, las fuentes de trabajo y por tanto población más allá de sus posibilidades. Tristemente rebautizado como Santiasco por sus habitantes, dramáticamente afectado por la congestión vehicular, con un sistema de transporte público deficiente y una contaminación ambiental estructural, Santiago necesita transformarse en una ciudad pedaleable, donde todos aquellos que quieran optar por este medio de movilidad puedan hacerlo en forma cómoda y segura, tal como sucede ya en tantas ciudades de Europa.
La masificación creciente de la bicicleta como medio de transporte, al no contaminar, desencadena procesos que -traspasando ciertos umbrales- son capaces de revertir la crisis medioambiental, de traer solución efectiva y transversal al problema de la calidad del aire de la capital. La Bicicleta es un medio al alcance de cualquier persona, para transformar entre todos, muy rápidamente y sin grandes inversiones, la violenta y deshumanizante vida de las grandes ciudades.
Las personas que se cambian a la bicicleta y la asumen como uno de sus medios cotidianos de movilidad experimentan una profunda y palpable transformación positiva en todos los aspectos de su vida, que se irradia a su entorno personal y social. En Chile la bicicultura es ya una corriente cultural reconocida, y es también un movimiento ciudadano emergente, una comunidad de opinión, información y acción de la sociedad civil, que se va concertando en redes, para realizar acciones y programas concretos en pro de establecer en Chile un Sistema Nacional de Fomento y Promoción del Uso de la Bicicleta, que proteja, reconozca y garantice los derechos de los ciudadanos en bicicleta y otorgue a la bicicleta por mandato ciudadano el rango de vehículo prioritario, de utilidad pública e interés nacional.
Toda persona dispuesta a movilizarse por la construcción conjunta de ciudades agradables de habitar, amables y amadas por sus habitantes, que reconozca en la bicicleta un instrumento para mejorar la vida y el entorno, independiente de si es o no biciclista, incluso estando convencida de que nunca lo será, es un partidario natural de la bicicultura, sin importar edad, sexo, nacionalidad, credo o ideología, condición social ni económica.